9.29.2008

El país del miedo

Vampiro:
-Bu!
Niña:
(Se le queda viendo).
Vampiro:
-¿te doy miedo?
Niña:
-No gracias, ya tengo un chingo.

No lo sé de cierto pero supongo-citando el inicio de un poema de Sabines-que en esta sociedad el miedo ha llegado como una sombra a cubrir todo.


Hoy me topé con un libro de Isaac Rosa (España) llamado "El país del miedo" y me he puesto a pensar que no sólo México podría ser ese país sino yo misma, nuestro cuerpo de alguna forma es nuestro propio país, para el cual invertimos, tomamos decisiones políticas, de salud, de pago de impuestos, para el cual hacemos un presupuesto de egresos e ingresos, donde la labor de relaciones exteriores es importantísima, educación, economía, etcétera. En este libro se presenta un catálogo de los temores compartidos que dominan las sociedades modernas y condicionan la vida de sus habitantes.


"Vivimos en un permanente estado de alerta ante amenazas relacionadas con el terrorismo, el transporte o la delincuencia. Somos una sociedad gobernada por el miedo", afirma el escritor quien se propuso identificar esos "miedos contemporáneos", determinar su origen y establecer a quién beneficia. El resultado fue esta novela que alude en su título a un lugar imaginario en el que se harían realidad todos nuestros temores cotidianos: recibir una paliza, ser asaltado en la calle, sufrir un robo en casa mientras dormimos o que secuestren a alguien cercano.


Si bien el libro invita finalmente a deshacernos de esos miedos, la verdad es que ya se ha convertido en una forma de vida en la que cada vez menos se tiene la opción racional de no adoptarla. El punto para mí no es analizar a quien beneficia si tengo miedo, lo que ahora compro o hago y antes no, para mí eso no cuenta, para mí eso vale madre, lo que realmente cuenta es que me están jodiendo la vida y que me molesta vivir así: sin querer salir, no dejar de echar un vistazo a mi carro cada hora para ver si no han hecho algún daño (por cierto…la semana pasada le robaron las tapas que cubren las tuercas de las llantas), no caminar libremente por la calle, estar cuidando en cada semáforo que el vendedor ambulante intente asaltarme, que el conductor de un lado saque un arma, y sobretodo dormir con la pinche luz de la sala, baño y cuarto encendida toda la noche.

1 comentario:

amante dijo...

*CLAP CLAP CLAP*